Esta gran formación en forma de antena parabólica nos conecta, por un lado, con el plano espiritual, cósmico y, por el otro, purifica los diferentes planos en nuestro subconsciente de las informaciones viejas y de las impurezas energéticas que hemos ido acumulando en en trascurso de nuestra evolución y de nuestra vida.

Se trata de la recomposición energética de la información original del ADN, purificada de todas las informaciones negativas.